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El nuevo referente de los shooters bélicos no solo es la bomba, sino que se ha ganado su corona. Análisis definitivo de Call of Duty Black Ops 6

El empeño de Activision por poner toda la carne en el asador no ha dejado de asombrarme tras más de 100 horas jugadas

Acción en estado puro. Call of Duty Black Ops 6 no tiene rival en un año en el que todo el mundo se ha atrevido a lanzar su propio FPS. Y da igual lo mucho que hayas jugado a los anteriores o si es tu entrada en la saga: el shooter de Activision golpea con una fuerza arrolladora y vuelve a sentar cátedra tanto entre todos los aspirantes a seguir su estela como ante las futuras entregas. Y te lo dice alguien que lleva más de 100 horas jugadas. Pasándolo bomba en todas y cada una de ellas, por cierto.

Sin rodeos: el gunplay de Black Ops 6 es soberbio, sus mapas dan un juego enorme y tanto su sistema de progresos como el calendario de contenidos de postlanzamiento es inalcanzable para cualquiera que se atreva a medirse con él. Porque, quizás, estemos ante una entrega anual, pero ese constante empeño por dártelo todo, tanto si pasas directamente a los modos multijugador como si prefieres jugar en solitario, se traduce en pura excelencia en pantalla, una delicia a los mandos y absoluto disfrute para el jugador.

Esto no tiene que ver con tomarle el relevo a un Modern Warfare III que quizás, solo quizás, debió haberse planteado como una expansión. La grandeza de Black Ops 6 surge de ofrecer buen contenido y ser el juego de la franquicia que más tiempo ha estado en desarrollo. Y eso se nota. Se siente en las manos al apostar por darle un nuevo giro a la movilidad y aprovechar para darle a los jugadores escenarios con los que sacar provecho de esto.

Es algo omnipresente en su gran campaña. Supone una enorme diferencia en sus modos multijugador y plasma la evolución de una saga que no se contenta con el éxito, sino que que aspira a marcar el paso en su propio género.

Pero lo que de verdad marca una gran diferencia es el modo en el que Activision pone toda la carne en el asador y logra, de manera natural, que quieras echar siempre la penúltima partida independientemente de haber logrado la mejor jugada de la ronda o haber sucumbido de manera aplastante junto con tu equipo. Y eso nos lleva a lo verdaderamente esencial.

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El omnimovimiento de Call of Duty lo cambia todo

Pongámonos solo un poco en situación: estás jugando al multijugador de Call of Duty Black Ops 6 y se está decidiendo la posesión de un punto de control. Para llegar hasta él tienes que atravesar una puerta y sabes, porque te lo ha dicho el minimapa, que conforme pases del arco te toparás con un enemigo a cada lado. Hasta la entrega anterior, y si tu munición no atraviesa las paredes, esas situaciones se resuelven tratando de entrar deslizándote a ras de suelo, pero si los dos están espabilados tu eliminación está asegurada. Ahora,

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gracias a la nueva movilidad, puedes darles tú el susto a ambos y si te llevas a un tercero por delante posiblemente saques la jugada destacada de la partida.

La gran premisa es simple: de entrada ahora puedes esprintar en todas las direcciones. Dicho así no es algo revolucionario pero condiciona enormemente el ritmo y la agresividad de cada partida y, conforme más juegas, más notas la diferencia. Esta acción se complementa con una nueva iniciativa que, en esencia, consiste en tirarte al suelo, pudiendo caer hacia delante, pero también de costado o hacia atrás. Y aquí la cosa gana matices: mientras lo haces puedes dar un giro de 180 grados en el aire, caer sobre tu espalda y repartir plomo a derecha e izquierda.

Dicho de otro modo: el ritmo y la precisión son dos de los componentes que definen las partidas online de Call of Duty, pero lo que gana Black Ops 6 es sustancial para entender la gran visión detrás de esta entrega es convertir al instante el área que nos rodea en un recurso con el que asaltar, ejecutar un amago, contraatacar o complicarle el disparo a nuestros enemigos gracias al omnimovimiento, habilitando que podamos esprintar, saltar, deslizarnos por el suelo o dejarnos caer en absolutamente cualquier dirección. La única excepción a esto, de hecho, es el sprint táctico.

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Eso no quiere decir que a partir de ahora las partidas estén llenas de aspirantes a acróbatas, que conste: saber cuándo sacar partido al omnimovimiento es algo que se domina a base de jugar y posiblemente te acabe costando el stick derecho si juegas con mandos y le echas muchas horas; y lo cierto es que es algo que debes hacer más de manera instintiva que planificada, con lo que toca interiorizar las posibilidades y tu mejor opción en según qué mapas; pero cada baja lograda tras una de estas jugadas es gloria bendita. Sobre todo, cuando te llevas por delante a dos o más y se te acumulan los hitos en la pantalla.

¿Y qué pasa si llegas de nuevas? jamás una entrega se había preocupado más por facilitarle las cosas tanto a los veteranos como a los recién llegados como Call of Duty Black Ops 6:

De entrada tenemos el Movimiento Inteligente, que son una serie de ayudas y parámetros que se activan por separado, automatizando acciones como darle un botón para sortear un muro por arriba (lo cual hace que nos concentremos más y mejor en la mirilla y el minimapa) o simplificar acciones de agachado y deslizamiento. Algo que, sobra decir, se puede activar o desactivar como queramos.
Por otro lado, el juego ofrece un conjunto de herramientas y ajustes alucinantes tanto para los jugadores de mando como de ratón y teclado. Jamás un Call of Duty había dado tantas opciones a la hora de personalizar la interfaz o definir la sensibilidad de nuestros operadores y armas. Dicho de otro modo, esto ya no va de encontrarse cómodo jugando, sino de ser completamente letales y eficientes en el desarrollo de la partida.
Y no solo eso: si eres de los que tiene un conjunto de armas predefinido para cada escenario o modo de juego, antes de entrar en partida tienes hasta 15 perfiles que definen desde la sensibilidad a los controles a la manera en la que funciona el audio o, si lo necesitas, asistencias con el color.

Como es de esperar, y pese a que todo lo anterior se ha dispuesto y diseñado para ser exprimido en los modos multijugador, estos cambios también se aplican a una de las mejores campañas ofrecidas en años y un modo zombis que sigue siendo el refugio perfecto de quienes tienen más interés en disparar que en competir. Aunando todos y cada uno de los aciertos en un sistema de progresión unificado que recupera el sistema de Prestigio Clásico dónde somos nosotros quienes decidimos cuando se resetean nuestros niveles. Y eso no solo es un acierto frente a Modern Warfare III, sino que es la absoluta perdición de quienes amamos los juegos de acción.